sábado, febrero 07, 2015

Una frijolada para Semana Santa

Así como se tienen incursiones como cocinero, se tienen incursiones siendo comensal. Hace casi un año, un amigo me recomendó pasarme por La Asunción el viernes santo y ser testigo de los reconocimientos que los palmeros y cargadores del Santo Sepulcro dan a quienes sobresalen en estas tareas. Estos señores tienen una jornada bien larga, durante la cual deben reponer energía. Todos colaboran entonces en el preparado del combustible: La Frijolada. Esta preparación no era en un principio abierta al público, pero hace unos quince o dieciséis años comenzaron a compartirla con el resto de los asuntinos y asistentes a la ceremonia. Yo tuve el honor de asistir (confieso que llegué casi coleado, porque no entendí al principio de que se trataba el asunto, pues a mí solo me mencionaron la frijolada en cuestión) y quedarme a ver toda la actividad. Llegado el momento hice mi cola (y me tocó lavar una tapara dada la fluencia de comensales) y recibí una ración que mi namorada y yo devoramos con gusto. Este plato no era otra cosa que poesía a base de granos. Casi había culpabilidad.

Durante la jornada de Margarita Gastronómica 2015, me anoté en La Ruta Asuntina (un recorrido por diferentes locales dedicados a la restauración en La Asunción), la cual culminaba con un frijolada.  El chef Sumito Estévez habló de este manjar y el cómo se llega a darle espesura al guiso. Comentó que llevaba hasta chimbombó, planta herbácea que para mí era un fantasma persecutorio, del cual huía en mi niñez y adolescencia... Y en verdad qué ganancia descubrir cuanto lo has disfrutado de esta manera tan accidental.

Dejo acá para ustedes (en parte porque es una asignación académica), la receta y preparación de La Frijolada Asuntina.

Los ingredientes:

La preparación:



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