La historia de esta taza (conmigo) comienza al
menos dos años antes de comprarla. Yo comencé a estudiar en la UCAB en
1997 en la escuela de ingeniería. Recuerdo haber quedado encantado con
mi casa de estudios desde que pasé por primera vez a sus instalaciones.
Magia al principio y convicción al pasar los primeros meses. Me cambié
de carrera dos veces y fué cuando compré la taza (en el segundo cambio).
Cuando me inscribí en la escuela de Letras decidí que era allí donde
estaba mi mente, mi alma... Era allí donde estaba el sentido de mis
estudios. Y no me equivoqué. No fué fácil recuperar el tiempo y no diré
que fué un paseo. Con grandes ofertas para el conocimiento vienen
grandes retos... Y la universidad lo fué.
Así la UCAB me dió
conocimiento, estructura, potenció valores, me mostró medios para
cultivar la inteligencia, me dió un espacio donde crecer y cultivar el
espíritu, oportunidad de ayudar a mi entorno y amigos que aún conservo. Y
aún así creo que me quedo corto al hablar de ella...
¿Y la taza? Ya
dije que la compré cuando me cambié de carrera, pero no terminé de
contar que la taza es un símbolo de una gran decisión, que implica
riesgo, voluntad y constancia... El primer año de Letras estuve muchas
veces tentado a dejar los estudios, por razones ajenas a la carrera...
Pero terminaba recordando que las decisiones se toman una y otra vez. Y
eso también te lo recuerda la gente ucabista.